lunes, 9 de marzo de 2009

Madrugada

Comienza el ocaso lleno de deseo,
despunta el alba tocando mi cuerpo.

Se desliza por mi cama como viento fresco de la noche
deshaciendo mis malos sueños...

Toca mi piel con sus dedos como pequeñas navajas,
me deja un rastro de llagas que supuran placer...

Sus labios de magnifico hielo
destrozan en luz mi sien.
Congelan gloriosos mis labios que derraman su miel.

Abro mis ojos en medio de la noche
y veo la pálida luz resplandecer,
el hielo volverse agua, para la cielo irse vestido de vapor.

Todo se clarifica, se llena de pasión,
me hago por un segundo el dueño de todo lo oculto
mientras la eléctrica luna recorre mis músculos.
Me tensa y revienta el dolor en partículas llameantes de amor.

Entonces se aleja despacio como un rumor en la oscuridad,
mientras yo me veo vaciado en la nada
en ese vacío me encuentro deshecho,
convertido en todo lo imposible
que mis manos frías comienzan a fabricar.


Moisés C.F.

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