lunes, 9 de marzo de 2009

Al final

Arráncame vértebra a vértebra la vida,
déjame sin vida, sin aliento ni pensamiento,
deposítame en la arena cubierto de sal,
llena mis manos de carbón,
en mis píes coloca libros y recuerdos,
hazme un pequeño tributo de razón,
disuelve mis añoranzas en platino,
destruye totalmente mi legado
para poder alzarme un monumento.

No quiero nada complicado,
solo saber el inicio de la línea,
desenredar el misterio de la vida,
¿por qué el cielo se hiere y nace de nuevo cada día?

Quizás a donde voy de peregrino
encuentre la calma y la paz;
y ahí ordenare toda mi mente
veré como se enraíza con sus teorías,
como clava sus razonamientos hondo en la tierra
expandiendo sus ramas buscando sustento
y cubriendo el cielo con sus sombra;
me desintegrará para hacerme su abono...


Y así día a día de la eterna existencia, podré conocerlo todo,
veré todo resplandecer ante mis ojos ciegos,
y por fin trascenderé a la eternidad
cantando mi victoria con trompetas y
rompiendo el aire con mi saber.


Moisés C.F.

1 comentarios:

Isaac Mtz. dijo...

Este no lo había leído, está bueno, creo que tus poesías en prosa son afortunadas por las descripciones no tan detalladas. Es decir revelas lo necesario y no de manera forzada para entender.

Eso es vital para que funcione un texto, bien por eso.

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